9/9/12

PR LE-31, Monte Ranedo, 05/08/2012.

Tras haber concluido la ruta que une Liegos con Acebedo a través de 21 km decidí, tras leve reposo, culminar la jornada con este grato paseo que circunda el Valle de Hornedo y Monte Ranedo desde la Casa del Parque de Valdeburón, que es uno de los puntos de información del Parque Regional de Picos de Europa, situado en la localidad de Lario.

En el amplio aparcamiento ubicado junto al centro de visitantes podemos holgadamente dejar nuestro vehículo. Ahí tenemos el panel informativo del recorrido, recorrido circular de 6'5 que se dirige primero a Polvoredo por carretera comarcal y luego usa pistas forestales hasta el final. Está perfectamente señalizado y tiene un desnivel positivo acumulado mayor de 200 m.

Partimos, pues, hacia Polvoredo y, en mi caso, que ojalá sea el vuestro, tras haber transitado algo más de 1 km por los terrenos recién segados (y no por la carretera, que es odiosa), y justo antes de llegar a la pista polideportiva de aquél, donde un poco antes hallaremos una generosa fuente, tomamos un camino a la derecha en ángulo de 270º, camino que gira pronto a la izquierda para subir por pendientes algo serias hacia la Peña del Prado de las Cortinas, de aparente figura piramidal.
Desvío anterior a Polvoredo
Justo antes de alcanzar la base de la peña nos toparemos con un abrevadero, que yo encontré goteando y, ya en la base, habiándonos encontrado con una alambrada, debemos girar a la derecha para adentrarnos en el bosque en ángulo de 90º por un tramo corto de campo a través conducido por estacas señalizadoras. Encontraremos una primera portilla que habremos de franquear ya que, si seguimos por el otro lado, deberemos franquear dos, y no una en total, para desembocar en el mismo sitio, que no es otro que una portilla que da paso a una pista forestal que discurre a través de un hayedo con abundantes y añosos robles:
A través de Monte Ranedo



Subiremos y, al poco, encontraremos un chozo con buenas vistas a su espalda:
Chozo tradicional reconstruido
Comenzamos a descender suave y, acto seguido, más concienzudamente hasta Lario entre la espesura de un robledal joven y postreras praderías ya a la entrada de la población.

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