18/9/12

Peña La Arena, 22/08/2012.

Pablo
Último día de los 21 que dediqué a pasear por las montañas del norte de León y Zamora. El recorrido, como todos y cada uno de los demás, lo planeé la noche anterior.

De esta ruta tampoco hice un reportaje fotográfico al tener llena la memoria del móvil. Borré un par de fotos para así poder sacar a Pablo y a mí en la cima de la peña. No me gusta aparecer en instantáneas, pero hice en este último caso una excepción (sólo aparezco en ésta de entre las más de 1800 que saqué en estas tres semanas de rutas continuas).

Pablo y yo salimos desde El Bierzo, pasamos el Puerto de La Magdalena y llegamos a Villabandín, donde aparqué donde pude. El puto de referencia del inicio de la ruta que trazamos es la escuela del municipio, no sé si ahora abandonada ya que, según me dijo más tarde una lugareña, sólo residen en invierno allí unas 6/7 personas.

Según el sentido de la marcha que traíamos desde el Puerto de La Magdalena la pista que habremos de tomar está justo antes de la citada escuela hacia la izquierda. Ascenderemos un poco y traspasaremos una portilla. El camino carretero asciende gradualmente por el Valle de Ucéu, cuyo río tendremos un buen rato a nuestra izquierda. Emanará una senda a la derecha que obviaremos, continuando por la pista principal.

Más tarde obviaremos otra senda que se dirige a la izquierda. No abandonaremos nuestro camino hasta llegar, aproximadamente a la hora de marcha, a la Fuente de María Blanca, donde repondremos fuerzas.

El valle ahora se ensancha y tendremos que tener mucho ojo en nuestros siguientes pasos: Deberemos continuar el sentido de la marcha y vadear dos arroyos obviando, primero, un pequeño valle que sale a nuestra derecha y por el que se ve ya en lo alto Peña La Arena, nuestro destino, y otro que sale a la izquierda. Con mucho ojo, digo, tendremos que encontrar una trocha que va paralela al segundo arroyo por su izquierda según vamos, arroyo llamado Río Malo. A partir de ahí circundaremos una pequeña peña que nos quedará a la derecha trazando, poco a poco, una curva hacia nuestra derecha en busca de la cumbre.

A Pablo y a mí un señor en el pueblo no nos recomendó que fuéramos por ese sendero. Nos comentó que no estaba desbrozado y nos recomendaba que alcanzáramos la cima de la peña para después llegar a la base de la cumbre final y arribar a ésta a través de un ingente canchal.

El esfuerzo acabó siendo considerable y, mientras trepábamos hacia la peña, presenciábamos cómo la trocha que deberíamos haber tomado estaba perfectamente diáfana y limpia, así que recomiendo ir por ella y no como nosotros hicimos.

Si hubiésemos continuado por la senda hubiésemos rematado la subida por la otra cara, acceso que habría sido mucho más cómodo. El canchal final a mí me hizo trizas después del esfuerzo de la trepada.

Ya en la cumbre nos recreamos con las más que hermosas panorámicas ofrecidas y planeamos el descenso: El mismo señor nos recomendó subir por el lugar que ahora detallaré. Yo me obstiné en hacerlo por donde lo hice, pero al menos insistió en que rematásemos la jornada haciendo un recorrido circular regresando por el trazado que él nos sugería:

Desde la cima vislumbramos a la perfección un chozo sito en un prado y cómo a su izquierda emana un camino carretero. Hacia allí tendríamos que dirigir nuestros pasos ¿Cómo? Pues...

Mi primera intención era descender trazando grandes zigzags para aliviar la pendiente, pero como no percibí, ya en el descenso, peligro en realizar los zigzags menos abiertos, acabamos bajando a saco y de frente. Fue un inmenso error porque acabamos inmersos en un terreno cubierto de espesísima maleza. Tuvimos momentos muy molestos y acabamos arañados por todos lados. Muchas veces tuvimos que rehacer el camino y tardamos toda una eternidad en alcanzar el chozo, que resultó ser refugio de montaña. Recomiendo, entonces, no descender en dirección directa al chozo, sino hacerlo por la arista de la derecha o la de la izquierda de nuestra montaña.

Tras el intenso agobio pasado entre el matorral descansamos un ratín en el refugio. Ahora sólo queda descender por la pista que veíamos desde la cima. Por ella, tras más de una hora, desembocaremos en la carretera traspasando una portilla final. Tomamos el asfalto a la derecha y en unos 500 m estaremos en Villabandín.
El menda
El recorrido completo circular ronda los 17 km y se asecienden unos 900 m.

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