Segunda jornada de caminatas vacacionales y optando por darle algo de caña a mis piernas.
Voy
a hablar primero del recorrido del PR, que está perfectamente balizado y
que antes era considerado circular, optando por integrar el tramo de
casi 6 km por carretera que une las pobalaciones de Portilla de la Reina
y Llánaves de la Reina. Este tramo no es peligroso ya que los vehículos
que circulan por el asfalto son pocos y van a escasa velocidad. Yo
recomendaría realizarlo, ya que pasamos a través de La Hoz de Llánaves,
un lugar con magia. Este día acabé algo exhausto en Llánaves e hice
autoestop para que me dejaran donde había aparcado el coche, mas el día siguiente acabé por realizarlo, embelesándome con las formaciones rocosas.
Sugiero
que el PR, subdenominado Valle del Naranco - Valle de Lechada (y es que
conecta ambos), se efectúe comenzando en Portilla y no en Llánaves, ya
que la subida es más gradual por ser el tramo más largo hasta el
Boquerón de Bobias, que es el nexo de unión de ambos valles. Durante los
dos tramos en los que recorremos sendos valles caminaremos por pistas y
transiteramos por un sendero empinado desde el Boquerón de Bobias hasta
el Valle del Naranco.
Yo salí de Boca de Huérgano y,
tras el km 111 de la N-621, estuve atento porque el inicio del
itinerario se encuentra casi llegando a Portilla, más exactamente unos
300 m antes del km 112. Estamos ojo avizor hacia la derecha para atisbar
unas naves ganaderas que observaremos someramente antes de tomar una
curva a la derecha. Tras ella, y pocos metros adelente, un puente salva
el río y nos lleva al principio de la calle de las naves, que es donde
dejaremos nuestro vehículo. Algo más allá por la carretera
encontraríamos un panel indicando la presencia del Parque Nacional de Picos
de Europa y una carretera a la izquierda que nos llevaría a Santa
Marina de Valdeón.
Ya fuera del coche comenzamos
nuestro tránsito por una pista que brevemente nos lleva al sur para
girar al este más tarde hacia el Boquerón de Bobias, que se encuentra
alrededor del km 9. El valle es angosto al principio, ensanchándose
progresivamente al igual que la pendiente de la subida, que al principio
es muy suave y perfecta para ir calentando los músculos.
Vamos
dejando atrás prados y nos separaremos gradualmente del Río de Hoyo
Empedrado, transitando ahora por la ladera izquierda del agradable Valle
de Lechada.
Cuando el camino abandona la pista para,
hacia la izquierda y por un sendero dirigirse hacia la Vega del Naranco,
con el Boquerón de Bobias casi ante nuestros pies, continuamos por la
pista para encumbrar el Pico Tres Provincias, uno de los varios
denominados de tal guisa repartidos por el territorio nacional.
A
partir de aquí tendremos que seguir la pista hasta que ésta
desaparezca. En este momento hay que subir algo a la izquierda para
hallar el Hoyo Empedrado y su pequeña laguna y, más o menos tomando la
misma dirección que traíamos desde el el Boquerón de Bobias, y teniendo
siempre como referencia las Agujas de Cardaño, que las dejaremos más
adelante levemente a la derecha, arribar al Hoyo Cimero acompañando a un
arroyo que proviene de él. Por esta zona ya encontramos hitos.
Agujas de Cardaño |
El
Hoyo Cimero es un canchal de enormes piezas y hay que estar atento para
no despistarse de los hitos, pero la subida, con hitos o sin ellos, es
recomendable hacerla por la ladera izquierda del hoyo. Por la derecha,
la de las Agujas de Cardaño, la piedra es menor y más resbaladiza. La
subida es seria hasta alcanzar el Collado de Cardaño, donde avistaremos
la provincia palentina. Continuaremos por la arista de la izquierda
hacia nuestro destino elevado.
Peña Prieta desde la cima |
El esfuerzo vale la pena. Las vistas son
espectaculares. Hemos acumulado un desnivel positivo de unos 1300 m en
unos 12 km. Podemos continuar por una senda bien marcada hasta Peña
Prieta, con más altitud y anexa a nuestra cima. Yo me encontré algo
cansado y decidí reservar fuerzas para la bajada. Las montañas no
reparten medallas. Además, es un buen motivo para volver al lugar, ya
que me han recomendado sobremanera visitar la montaña palentina y ya
aprovecharé para regresar a estos parajes.
Yo no
regresé al boquerón por el mismo sitio: Desde la cima dirigimos nuestra
mirada hacia la senda que va al Peña Prieta y vemos que, llegando a
nuestra altura, unos metros abajo, continúa algunos metros bajo la
cresta por unos hitos. Los seguí hasta avistar el boquerón. Como la
pendiente era considerable seguí los hitos hacia la derecha por la
cresta, pero terminaban en ésta y continuaban por una bajada que no era
la mía, así que transité a continuación por la cresta subsiguiente y que
desemboca en el boquerón. Recomiendo, nada más avistar el boquerón, el
descenso por la zona verde que riega un arroyo que se dirige a los pies
de aquél, nuestro inmediato destino, y no continuar cresteando, como yo
hice, ya que encontraremos algún canchal de piedra diminuta y con fuerte
pendiente, perfecto para hacer mountain-surf...
Ya en
la abertura grande, o boquerón, continuaremos por el PR hasta Llánaves
de La Reina, primero por senda y después y definitivamente por pista.
Sugiero alcanzar la Vega del Naranco campo a través ya que la pista dará
prolongadas curvas hasta llegar a dos refugios que se encuentra en el
valle o, si venimos desde Llánaves ir, primero por una pista por la
vega y campo a través después hacia el boquerón:
Vega de Naranco |
En esta foto, tomada cerca del refugio viejo, podemos
observar la pista que sigue el PR tras y a la altura de la flecha del
madero. Ésta se dirige al boquerón (a la derecha de la foto el resalte picudo). Nosotros
desde aquí obviaremos las señales del PR y subiremos al boquerón por la
brecha de la derecha.
Al llegar al segundo refugio
desde el boquerón el valle se va estrechando hasta llegar al pueblo de
Llánaves de la Reina, donde cualquier lugareño que vaya dirección Riaño
os puede llevar en coche amablemente, como fue mi caso, o alcanzar
nuestro vehículo a través del encanto de La Hoz de Llánaves.
El
recorrido total calculo, grosso modo, fue de unos 21 km. Tardé, con
paradas y a un ritmo tranquilo, que es el mío siempre, 9 h y 15' en
completar el recorrido. Lo mejor de éste, sin duda, y aparte de las
vistas cimeras, fue la ingente cantidad de límpida y fresca agua que
manaba de los montes por doquier.
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